Translate

martes, 22 de mayo de 2007

Educar para una ciudadanía cosmopolita


Un artículo que leí recientemente y que personalmente me llamó mucho la atención por su simplicidad y su manera de sintetizar los temas sobre una manera de enfocar la educación fue el de Adela Cortina “Educar para una ciudadanía Cosmopolita”.

Una ciudadanía cosmopolita es aquella en la que todas las personas saben y se sienten tratadas como ciudadanas. Esto se consigue a través de la educación, basándonos en tres ejes fundamentales:

1. El conocimiento: Necesario para conseguir cualquier objetivo. A través de él la sociedad aprovecha sus recursos materiales, es menos propensa a resultar engañada, lo que ofrece alternativas a la actual globalización. También necesitamos profesionales y expertos que sepan alternativas técnicamente viables.

2. La prudencia: Para llevar una vida de calidad, una vida feliz. La educación influye directamente sobre ella, es preciso educar para ser técnicamente habilidosos, pero también para ser prudentes y saber buscar una vida de calidad, esto es encontrar un termino medio “optar por la moderación”, para organizar las sociedades.

3. La sabiduría moral: Que exige justicia y solidaridad, en concreto una “justicia lúcida”, que no patrocina ideologías. Acostumbrarse a contar con información fiable es imprescindible para llegar a juicios morales justos, ya que sino siempre estaremos cargados de estereotipos que no nos conducirán a ninguna parte. El papel de los profesionales y de los expertos en esta parte es proponer alternativas moralmente deseables; que intenten llevarlas a cabo, y exteriorizarlas a la opinión pública, donde los ciudadanos deberían pensar sobre lo justo y lo injusto.

Una conclusión que extraigo del artículo es la siguiente “Quien está educado sólo para buscar la calidad de su vida es inevitablemente “excluyente”: excluye a cuantos no entran en el cálculo prudencial de su bien.” Podemos relacionarlo con todo lo que hemos analizado durante el curso; lo nuestro siempre es lo bueno, no somos capaces de ver otras actitudes, otras costumbres, diferenciándolas de una asimilación simple. Nosotros como futuros educadores hemos de ser capaces de verlas de un modo distinto, poniéndonos en su lugar, siendo capaces de tener unas lentes de mil colores al mismo tiempo.

En mi opinión, todas las sociedades han de tener derechos, deberes, pero la relación entre las personas va mucho más allá de ellos, debería existir un componente afectivo, que está eclipsado por la ley, y sale a la luz en ocasiones contadas.